Donde empieza la noche nace de la intención de entender cómo funciona el poder. Pero conforme trabajaba esta idea, me di cuenta de que se trata de un tema estrechamente relacionado con otros dos aspectos muy importantes de la existencia humana: el deseo y la traición.
Se trata de una novela que nace de algunas preguntas que me han rondado la cabeza por años:
¿Hasta dónde somos capaces de llegar con tal de satisfacer nuestros deseos?
¿Estamos dispuestos a traicionar a aquellos que nos aman con tal de conseguir lo que queremos?
¿Cómo puedo ejercer mi poder para conseguir que las circunstancias y quienes me rodean actúen de la forma que me conviene para que pueda conseguir lo que me propongo?
El reto creativo consistió en transformar todos estos cuestionamientos en un texto narrativo. Convertir los conceptos en experiencias que el lector pudiese vivir a través de los personajes.
El resultado de todo este proceso es Donde empieza la noche que explora todo lo anterior a partir de la vida de tres personajes:
El primero de ellos es Bruno Dorantes, quien se siente atrapado en una vida que le parece ajena, falsa, como si alguien hubiese escrito un guión que él simplemente interpreta.
Una noche, luego de un terrible desengaño amoroso, camina por una calle de la colonia Roma de la Ciudad de México, cuando una camioneta está a punto de atropellarlo.
En el vehículo accidentado sólo está el conductor, que agoniza, no por los golpes, sino por heridas de bala. Y, en el asiento del copiloto, Bruno se encuentra con una bolsa llena de dinero.
Cuando está a punto de marcharse con ella, aparece una segunda camioneta al fondo de la calle, que claramente persigue a la primera. Bruno huye, pero, desde luego, esa bolsa tiene dueño y a partir de ese momento los hombres a bordo de la segunda camioneta comenzarán a buscarlo.
Cada día el cerco a su alrededor se estrecha, hasta que, producto de una confusión, entran al departamento equivocado y ejecutan a su mejor amigo.
Bruno consigue escapar llevándose el dinero. El problema es que ahora saben quién es, donde trabaja y quién es su gente cercana, con lo cual está imposibilitado para pedir ayuda.
No tiene más remedio que ocultarse. No tarda en darse cuenta de que, a pesar de todo ese dinero, se ha convertido en un paria. Está aislado y de la noche a la mañana siente el hombre sólo de la tierra.
El segundo de los personajes que nos cuenta lo que sucede en Donde empieza la noche es Leonardo Herrera.
Leonardo era un joven idealista que pensaba que con el periodismo era posible cambiar al mundo. Pero la vida lo convence de que lo más importante es defender sus intereses sin importar lo que haya que hacer para conseguirlo.
Natalia Pizarro le ofrece la posibilidad de independizarse de su suegro, haciéndose cargo de una cadena emergente de medios de comunicación.
Su primera encomienda como director de ese grupo consiste en influir en el resultado de la elección presidencial de 2006, que prometía ser la más competida de la historia. Si cumple con los objetivos que le trazaron al contratarlo, habrá dado el primer paso para convertirse en un referente dentro de los medios de comunicación nacionales.
Lo que no imagina es que ese crecimiento meteórico le exigirá pagar precios muy altos y tendrá que moverse en la delgada frontera que separa el ganar el mundo y perderse a sí mismo.
Por último tenemos a Sandra Merino, la esposa de Leonardo Herrera. Aunque se casaron muy enamorados, su matrimonio siempre estuvo amenazado por la sombra del padre de ella, Eugenio Merino, que siempre mantuvo a Leonardo bajo su yugo sin que ella se opusiera.
Cuando Leonardo abandona la empresa familiar, el distanciamiento entre ambos se hace cada vez más hondo. Para Sandra, la lejanía de su marido le resulta muy dolorosa, aunque parece que consigue sobrellevarla participando en la Cofradía de Eros, una agrupación secreta dedicada a complacer las fantasías sexuales de sus miembros.
Por un tiempo, Sandra consigue olvidarse del vacío en que está hundida. Pero en el fondo extraña a Leonardo, extraña la pasión auténtica que había entre ambos, extraña el amor verdadero y le resulta incomprensible cómo, teniéndolo todo, nada parece tener sentido.
Hasta que un buen día llega a su vida Enrique Salazar, un fotógrafo joven y atractivo, que está decidido a seducirla, sin que ella pueda sospechar los motivos ocultos que lo mueven.
Estas son las tramas principales que se entrelazan a lo largo de Donde empieza la noche.
Juntas despliegan ante el lector el funcionamiento interno del poder, pero no entendido como una entidad que nos gobierna, como si se tratara de una posesión demoniaca, sino el poder entendido como un tejido, como un entramado de influencias, donde cada uno, desde su posición, busca imponerse, influir sobre los otros con la intención de satisfacer sus deseos.
El problema corre por dos vías: por un lado cuando ese impulso por satisfacer los deseos traspasa las fronteras de lo aceptable y los personajes terminan por traicionar a quienes más los aman, lo que implica traicionarse a sí mismos.
Y por el otro, el hecho de que si yo puedo ejercer cierto poder para influir y manipular a otros para conseguir mis propósitos, eso implica que los demás pueden hacer lo mismo conmigo, surgiendo una nueva pregunta:
¿Hasta dónde somos realmente libres o hasta dónde las decisiones y los deseos de los demás condicionan nuestra vida sin que nos demos cuenta?